viernes, 21 de agosto de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(Séptima Parte)

19 de Setiembre de 2008

10:15 Am

El timbre del telefono repico un par de veces más antes de que Federico se despertara completamente. Era un sonido agudo, bastante desagradable, y por un momento pensó que era la alarma del despertador. Se movió en la cama inquieto, negándose a despertar del todo, pero consciente de que tenía que enfrentar otro día de trabajo. Finalmente se levantó, y se dio cuenta de que no era lo que pensaba. Era otro día feriado, lo recordó al instante, asi que se movió rápido para levantar el auricular.
-Alo..?-contestó con voz somnolienta
al otro lado de la línea escuchó una voz muy conocida. Era su padre.
-Hola hijo...espero no haberte despertado-dijo conteniendo una risa.
-No te preocupes, pa. De todas maneras tenía pensado levantarme temprano hoy día-mintió Federico.-¿Como va todo?-
-bien, bien...todo tranquilo por aca...-artiuculo su padre, en un suspiro. Una señal de alerta se encendió en el fondo de su cerebro. Conocía ese tono de voz perfectamente, esa expresión de que "todo estaba en orden" cuando el mundo podía estarse cayendo a pedazos. Por unos instantes, Federico rememoró aquellas escenas de su infancia donde había escuchado a su padre hablarle de la misma manera. Siempre calmo, siempre sereno, sosteniendo esa mirada parsimoniosa como para transmitirle tranquilidad;
tendría unos 7 años la primera vez que vio llorar a su padre; estaban sentados frente a la casa, la vieja casa de campo que lo había visto nacer, alla en San Felipe. No recordaba bien la época del año, pero había llovido con fuerza la noche anterior, y el aire estaba perfectamente limpio. Algunas gotas se descolgaban ocasionalmente de los arboles, mojandole los pantalones. Su padre estaba sentado a su lado, sosteniendo una cuchilla de hoja larga, cortando unos trozos de madera. Tallandolos. Eran esculturas para su pequeña hermana.
Fue en ese momento en que se enteró de la enfermedad. Su padre lo miraba, con una pena infinita escondida tras sus ojos cafés y cansados, y seguía moviendo las manos rápidamente, tallando con fuerza.
y sintió miedo.
por primera vez, sintió terror de ver a su viejo asi, escondiendole algo. Había algo ahi
una oscuridad que parecía tornarse tormenta
y venía sobre sus pequeños hombros. Lo iba a atrapar
se revolvió en su asiento, tratando de escapar, pero sabía que era imposible...cuando su padre hablaba, había que escucharlo. Siempre había sido asi, y probablemente siempre lo sería...era su voz. Firme y serena al mismo tiempo, que lo hacía entrar en un pequeño trance.
es que él sabía tantas cosas...
tantas cosas. Tanta verdad. Una vida llena de experiencia
y para el muchacho era su universo completo

Por eso, no podía siquiera pensar en escapar de ahí.
Su padre lo miró fijamente, mientras tallaba un pequeño elefante de madera
-no te preocupes, Federico. Esta todo bien..nada malo va a ocurrir. No te asustes-y le dedico aquella sonrisa. Esa, precisamente, la que no se le olvidó nunca más y quedó prendida en sus recuerdos.
La sonrisa de la mentira.
Y ese día, sentado junto a su padre en una fría mañana, se enteró que su hermana pequeña no era normal como todos los otros niños. Era especial, era distinta.

Años despues, ahora, escuchando la voz de su padre con ese intento de mentira bien disfrazado, formuló la pregunta que tenia atorada en la garganta
-Es mi hermana,¿verdad?...¿le ocurrió algo...?-
La voz de su padre fue severa
-No seas estúpido, Federico. Nada hay malo con ella. Como se te ocurre andar pensando tonteras, mocoso!!-

El viejo truco del enojo. Federico sabía que se trataba de ella, pero aun asi no quizo insistir en una batalla que no tendría sentido, porque la perdería de todas maneras. Siempre perdía frente a los argumentos de aquel viejo hombre.
-Perdoname, pa. No quise molestarte con eso.- Federico ya se sentía completamente despierto; e inevitablemente en su cabeza comenzaron a dibujarse las escenas del dia anterior. fue como una bomba de imagenes y sonidos; tan repentina que se sintió ajeno a lo que estaba ocurriendo en ese momento. Su cuerpo tembló, sus piernas flaquearon. La muchacha. La muchacha que sabía de su pequeña hermana. Ella se había enterado. Y ahora quizas estuviese muerta, con las ruedas de su automovil marcadas en el estómago
-...si quisieras, claro...sería entretenido, ha pasado tanto tiempo, hijo-continuaba hablando Antonio Hernandez al otro lado del telefono
Federico se sintió despertar por segunda vez aquel día
-¿Cómo? disculpa, pa, pero no te oí bien- le dijo tratando de aclarar su mente
-Federico, ¿por qué no vienes a vernos? tenemos rica comida, tu sabes como son las fiestas por estos lados, especialmente en estas fechas...además la vieja se pondría tan contenta de verte, mocoso, ven a darte una vuelta por aca, ¿qué dices?- su voz se volvió un poco más tierna. Pero solo un poco.
Federico suspiró. Era eso, despues de todo. Aunque problablemente se encontraría con una situación tensa alla en el campo, se los debía. Habia pasado mucho tiempo desde la última vez, y si bien la incomodidad era creciente de acuerdo al paso del tiempo, no tenía excusas sufiecientes como para negarse a aquel llamado de su padre. No podía decirle que no; porque de antemano tenía clarísimo que era una batalla que estaba condenado a perder.

Un par de horas después, se vio a sí mismo arriba del automovil, con ropa ligera, con una sonrisa amplia, conduciendo hacia San Felipe.

(continua)

jueves, 13 de agosto de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(Sexta Parte)

18 de Septiembre de 2008
23:30 hrs

Antonia Velasquez estacionó su vehiculo cerca del hospital. Se bajó, le puso alarma, y mientras caminaba, pensaba en lo raro de aquella situación. No había manera posible en que una persona, una completa desconocida, le hubiese dicho aquellas palabras por telefono. Ni siquiera alguien intimamente cercano las conocía. Entonces ¿Qué hacía a esas horas de la noche, caminando hacia el Hospital Central para visitar a alguien que le era completamente ajena? No lo sabía. O más bien, lo intuía; ella siempre se había caracterizado por su curiosidad, por sus ganas de indagar y conocer aquellas cosas que le parecían extrañas. Y justamente, lo que estaba ocurriendo ahora, respondía completamente a ello.
Tomó el elevador hasta el cuarto piso, y llegó frente a la habitación 423. Empujó lentamente la puerta, pensando que la muchacha estaba durmiendo. Pero pronto se dio cuenta que no. La chica estaba sentada en la cama, ojeando lo que parecía ser un periódico. Cuando la vió, dio un pequeño salto, y Antonia también se sobresaltó un poco. La muchacha le parecía extrañamente familiar, como si la hubiese conocido de alguna parte. Pero no podía determinar de donde. Tomó una silla plagable y la abrió junto a la camilla, para sentarse.
-Buenas noches, Antonia..- le dijo la muchacha, dejando el periódico a un costado.
-buenas noches- respondió- Tal vez te parezca extraño que haya venido tan rápido, pero dado lo que me dijiste no me dejaste muchas opciones-

La muchacha se quedó en silencio, mirando fijamente la ventana durante algunos segundos.
-Esta bien- dijo finalmente-Debo ser honesta. No se lo que significan las palabras que le dije. Solamente sé que debía decirselas a usted, y que comprendería a lo que me refería...como un voto de confianza. Lo importante es lo que le voy a comunicar ahora- La muchacha se acomodó un poco más en la cama, hasta quedar inclinada hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.
Antonia suspiró; ahora si que estaba toda confundida ¿por qué había recurrido a ella? ¿por qué justo ahora?
-Mira, chiquilla, necesito saber quién te entregó esas palabras, si es que quieres que te escuche- dijo Antonia, decidida.
La muchacha sonrió
-Me parece justo que lo sepa, Antonia. Ese mensaje me lo dieron hace dos años atrás; casi como un mantra, era algo que debía memorizar, al igual que su número de telefono...no se como explicarselo de mejor manera, y tal vez crea que estoy loca, pero me estoy quedando corta de tiempo...-y luego emitió una carcajada estridente y nerviosa-!!Tiempo!! si usted supiera lo perdida que me encuentro ahora, ¿sabe?...pero lo primero que le diré es que ese mensaje me lo entregó Rodriguez. Marcelo Rodriguez...que creo que era su esposo, no?-

Antonia se sintió perdida también.
-Claro, él es todavía mi esposo...pero él no tenía como saber...no tenía como saberlo...-
-Bueno tal vez no. Pero lo sabrá- dijo la muchacha.
-¿A que te refieres? Yo...Yo no comprendo a que va todo esto...lo siento...esto es demasiado confuso para mi-dijo Antonia, poniendose de pie bruscamente. La silla se volvió a doblar, y cayó de costado, produciendo un fuerte ruido.
-Calma, por favor- le dijo la chica, moviendole las manos- Por favor cálmense, Antonia, se lo ruego...-
La mujer permanecía de pie, con la respiración agitada. Se llevó una mano a la boca, y cerró los ojos. Comenzó a inspirar lentamente para relajarse
-Podrias...podrías hablarme claramente, por favor?..para lograr entenderte...- manifestó.

La muchacha la miró con calma.
-Rodriguez...digamos que a él lo conocí hace varios años atrás...o para decirlo de manera correcta, lo conoceré en algunos años más. -
-Lo conocerás? que me estás diciendo, que aún no lo conoces? si no lo conoces como fue él capaz de darte ese mensaje?-le replicó la mujer
-Justamente es eso, Antonia, lo que estoy tratando de decirle. Yo vengo de otro presente. Para que le quede claro, yo fui enviada hacia el pasado varios años, hasta llegar hasta hoy.-y esperó a ver la reacción de la mujer.

Antonia seguía helada, no conseguía calmarse.
-Entonces , me estas diciendo que eres del futuro, ¿es eso?-
La muchacha asintió con la cabeza
-No- dijo Antonia, cerrando los ojos-Eso no es posible. Eso no es posible, es el disparate más grande que he oido en mi vida...estas loca, chica. Loca de remate y yo como una idiota vine hasta aca..
-Antonia-dijo la muchacha levantando la voz.-¿Me puedes decir entonces, de qué otra manera yo pude tener acceso a esa información que Rodriguez todavía no conoce, en este tiempo? ¿Cómo pude entonces saber el mensaje exacto, y su número telefonico? ¿Me lo puede explicar?-

La mujer se quedó callada.
-No puede ser...no...no puede ser verdad!!!!-exclamó, poniendose las dos manos en la cara-eso es cuento de películas, de ciencia ficción...pero no puede ser real!!!-
-Si. Lo es-respondió la muchacha, recostándose en la cama- Es dificil de entender...para mi también parece un sueño. Pero fue posible. Lo lograron despues de años de pruebas fallidas. Y yo soy la prueba viviente de ello, Antonia. Estoy aqui, frente a usted, para decirle que es verdad. No es un sueño, no es una broma de mal gusto. Es cierto.

Ambas mujeres permanecieron en silencio, la muchacha mirando hacia la ventana y Antonia con los ojos cerrados. En el pasillo, una señora pasaba una gastada mopa mojada por el suelo, dejándolo un poco más brillante. Los ruidos de la ciudad comenzaban a apagarse paulatinamente.

-Supongamos,...supongamos por un instante, que todo esto que me dices es verdad-Dijo Antonia, recogiendo la silla y sentándose en ella- Si esto es cierto...veamos...¿que es lo que querías decirme?

-Necesito su ayuda-respondió la muchacha-Algo a lo que solamente usted tiene acceso, y es arriesgado, lo sé, pero si no estuviera desesperada, no habría hecho nunca la llamada...-Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y la voz se le quebró un poco. - He fallado...lo que tenía que hacer no resultó como queríamos...y ahora todo, todo lo que usted conoce, está en peligro.-

Antonia la miraba atentamente
-Continua, te escucho- la alentó.

-Okey... usted es ingeniero en informática, se graduó con todos los honores y ha desempeñado una carrera impeclable durante muchos años...Bueno, ahi es justamente donde necesito que me ayude... A partir de hoy dia se está gestando una alianza comercial, que va a desarrollar un sofware que la principio va a tener una difusión local, más bien pequeña, pero con el tiempo, y me refiero a algunos meses, se va a disparar a todo el mundo. Será un éxito en cuanto a las ventas y a la publicidad, y mucha gente querrá tener acceso a este programa.-

-¿De que se trata ese software, puedes ser más específica?-le preguntó Antonia, con evidente interes.
-Al principio servirá para que cientos y miles de personas estén comunicadas; el sofware va a permitir que uno encuentre a amigos, compañeros antiguos del colegio o de la universidad, y pueda ponerse en contacto con ellos. Será inocente al comienzo, pero como el programa requiere todos los datos del usuario, será una base de información tremenda. Todos los gustos de las personas, la ideología política, las creencias religiosas, el estado civil, sus temores, las agrupaciones a las que adscriben, a quienes odian, los lugares que frecuentan, las fiestas que realicen, el pais de origen, el pais de residencia, y un largo, largo etcétera... como herramienta de comunicación y de encuentro será genial...algo sin precedentes...pero lamentablemente no todo puede ser color de rosa..-
-¿Porque?-preguntó la mujer, inquieta-¿qué va a pasar con eso?
-No lo puedo precisar en este instante...de hecho no lograremos saber en que momento, o específicamente quién fue, o en este caso será, el culpable de todo... pero toda esa información, esa base de datos gigantesca, va a ser vendida. El comprador nunca fue determinado, y el vendedor tampoco...solo nos quedamos con las sospechas. Toda esa cantidad de datos llegó a las manos más sucias que se pudiera usted imaginar. Y asi, de modo inevitable, comenzaron las pugnas entre grandes consorcios y transnacionales por el tráfico de información...el problema no fue tanto ese, sino que hubieron datos militares y registros de seguridad nacional de varios paises que también se transaron en este mercado negro...-

-Dios mio-exclamó Antonia, sorprendida-¡eso es terrible!!-
-Asi es...y varios grupos terroristas se hicieron de locaciones específicas de armas de destrucción masiva. Asi que se puede imaginar usted lo que ocurrió..-
-¿Qué, qué pasó?-
La muchacha cerró los ojos.
-Demasiadas muertes...tantas que no quiero siquiera recordarlas...-Un par de lágrimas corrieron por su mejilla izquierda. Se limpió con la blanca sabana que la cubría.
-Pero...-dijo Antonia-pero eso aun no pasa...o sea tu viniste hasta aca para tratar de evitarlo...¿verdad?-
-Si, asi es. Lo intenté, pero fallé...y ahora le estoy pidiendo a usted que me ayude a hacerlo. Es arriesgado y tal vez...tal vez perdamos mucho, pero al final valdrá la pena
-¿qué me estas pidiendo, muchacha?-preguntó la mujer.

-Tenemos que destruirlo, antes de que salga al exterior, Antonia. Hay que matarlo para que nunca llegue a producirse el evento que te acabo de describir- dijo la chica.

-Si...te entiendo...logisticamente puedo hacerlo...puedo acceder a ese software y eliminarlo, pero necesito saber donde está, quien lo está desarrollando...¿eso lo sabes tú?

La muchacha sonrió
-Si lo se bien, y además es alguien que usted conoce. Y lo conoce de bastante cerca. el software será desarrollado por Rhama group. de donde Augusto Balmaceda es dueño. Será en conjunto con dos de sus trabajadores, creo. Fernando Acosta y Federico Hernandez.

Antonia miró a la muchacha, estupefacta
-¿Que?....-logró articular
-Si, Antonia. La empresa que va a causar la catastrofe es la empresa donde usted todavía mantiene acciones. La empresa de su ex marido.


(continúa)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(Quinta Parte)

18 de Septiembre de 2008

22:45 hrs

La muchacha se incorporó lentamente en la cama, haciendo un esfuerzo por contener el dolor que sentía en su cuerpo. El golpe había sido duro; por algunos momentos pensó que no sobreviviría al accidente, pero ahí estaba, con una sensación de decepción tremenda.
"He fallado" pensaba " Mierda, lo he echado todo a perder.."
Tomó un vaso de agua que estaba quizas hace cuanto en la mesa al lado de la camilla, y bebió dos largos sorbos.
Una enfermera, que hacía la ronda nocturna, se asomó a la habitación. Al verla despierta se acercó a ella, sonriendo.
-Buenas noches- le dijo a la muchacha-¿como se siente?-.
-Bastante molida, pero creo que sobreviviré, gracias- dijo ella, devolviendole una sonrisa forzada.
-¿Puedo ayudarle en algo?- preguntó la enfermera, poniendose en posición de abandonar el cuarto.
-Si...me gustaria hacer una llamada telefónica, es eso posible, ¿verdad?-
La enfermera asintió con la cabeza
-Ningún problema. hay un aparato telefónico en la mesa de velador. Tiene que marcar el 9 para salir al exterior, y luego digitar el número que desee. Ahora, la llamada tiene un valor adicional...-
-no importa cuanto cueste. Muchas gracias, eso sería todo.- la interrumpió.
La enfermera volvió a sonreir, por cortesía, y abandonó la sala. La muchacha tomó el telefono, apretó el 9 y marcó el número que tenía grabado en su memoria desde hace años.

Dió tono. "Esta habilitado, entonces" pensó.
Repicó un par de veces, hasta que una voz femenina, somnolienta, contestó al otro lado
-¿Diga?-
-Buenas noches...disculpe que la esté llamando a esta hora, pero no sabía que más hacer- dijo la muchacha.
-¿quien es? ¿con quien desea hablar?- preguntó la voz al otro lado de la línea
-Mi nombre no interesa mucho...por favor escucheme, tengo que pedirle un gran favor...- rogó la chica - es usted Antonia Velasquez, ¿verdad?-
-Si, correcto, soy yo, pero ¿quien es usted? no me parece conocida..¿cómo tenía mi número?-
-Me lo dieron, en caso de emergencia- dijo la muchacha un tanto desesperada. Las luces del hospital permanecían titilando, emitiendo un debil zumbido que la hacía poner nerviosa- Me dijeron que hablara con usted..por favor escucheme.
-Esta bien, todo esto es una broma ¿no? llamarme a esta hora!! si me conociera sabría bien que yo estoy acostada y durmiendo...no son horas para molestar, señorita...-

- Lo se, lo se, pero escucheme...estoy en el Hospital Central, postrada en una camilla, con la pierna destrozada por culpa de un imbecil, lo único que le pido es que escuche atentamente lo que tengo que decirle...-
La línea quedó en silencio al otro lado. "Por favor que no corte la comunicación, o sino estaré perdida" pensó la muchacha.
Después de unos segundos que parecieron una eternidad, la voz contestó
-Oiga...¿se encuentra bien?...Escucharé lo que tiene que decirme, si eso la hace sentir mejor.-
La muchacha suspiró
-Muchas gracias..bueno el mensaje que quería entregarle es el siguiente...Mickaela abandonó a Paris. No fue ella sola, le pidieron que lo hiciera y cuando se decidió, le causó un gran dolor. Nunca se lo perdonó, ni siquiera cuando fue mayor...

Y se quedó en silencio. Una vez más, el unico sonido entre las dos mujeres fue el zumbido de las luces del hospital

-Dios mio...-dijo finalmente la mujer al otro lado de la línea-Dios mio...no puede ser...

La muchacha tragó saliva

-¿En donde me dijiste que estabas?- le preguntó la mujer.
-Hospital Central...en el cuarto piso, habitación 423

-Okey. No te duermas. Voy para allá

Y la linea quedó cortada.


(continúa)

martes, 11 de agosto de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(Cuarta Parte) II

18 de Septiembre de 2008
15:45 PM

Fernando y la muchacha llegaron a la puerta de la casa.
-Vamos- le dijo ella.-Toca el timbre y terminemos con esto de una vez
Fernando le habló por sobre el hombro, sin girar totalmente la cabeza
-¿no podríamos llegar a algun tipo de acuerdo? ya que fuiste tu la que llegó con toda la información, lo más justo sería que te llevases una parte...- pero la chica le golpeó la espalda con la punta de la pistola.
-No seas idiota, Fernando. No es mi intención hacerme de millones con todo esto, sino justamente evitar que ocurra. No tienes idea de lo que acabas de hacer...-.

Fernando abrió la boca para decir algo, pero lo dejó. No había forma de razonar con aquella chica; sin embargo, no podía dispararle y matarlo ahi mismo. Si lo hacía, nunca recuperaría lo que le había entregado a don Augusto, y si el viejo quería hacer el negocio lo podia hacer igual. Tenía el capital inicial apenas cobrase el cheque dos días después. Por lo tanto, en la mente de Fernando, comenzó a elaborarse un plan de salida de aquella situación.

-Espera un segundo, chica- le dijo a la muchacha- voy a llamarlo por telefono mejor; no podemos irrumpir en su casa, tu con una pistola y todo. Está toda su familia, hay niños jugando en el patio. Lo voy a llamar para que salga en silencio con todo lo que le di, y lo esperamos un poco más alla. Tengo mi automovil estacionado a un par de cuadras de aqui... podemos ir para alla. ¿Que opinas?- Fernando terminó de decirle, tratando de mirarla a los ojos para darle confianza.

La muchacha dudó. No sabía que responder a eso, porque no tenía nada planificado. Solamente sabía que debía recuperar todo lo que don Augusto tenía, pero ¿Cuál era la forma correcta? Si bien ya estaba improvisando sobre la marcha, y tenía una pistola sin balas, la situación se estaba tornando bastante irreal, tan lejana... ¿Sería aquel el momento, el punto de inflexión de la historia, donde todo iba a cambiar? ¿ o ya había cambiado desde el momento en que se había presentado en la puerta de la oficina de Federico Hernandez?. Despejó su mente de aquellas ideas, y decidió apelar a su sentido común.

-Está bien- le respondió a Fernando.- Volvamos a tu auto y esperamos a Balmaceda ahi. Pero llamalo en este instante, si no quieres que te atraviese el cráneo con una bala.

Fernando le sonrió, sacando un telefono celular de su bolsillo. Marcó un número mientras caminaban, y luego comenzó a hablar
-Si, don Augusto, soy yo nuevamente...creo que despues de todo tiene razón. Me precipité con la propuesta que le hice, y le pido disculpas por haber irrumpido asi en su casa, con su familia....- hizo una pausa, escuchando al otro lado de la linea mientras asentía con la cabeza.- Ahá..si, si, tiene razón... okey, mire le parece que nos juntemos en unos minutos más y me entrega todos los documentos...si, claro, como usted diga. A una cuadra hacia el norte de su casa. ok, hasta pronto.- y Fernando cortó la comunicación. Miró a la muchacha, todavía con una sonrisa.
-EStá todo listo. Espero que estés contenta.- le dijo
-Si, claro, lo que sea.- respondió ella, jugando con la pistola escondida en su pantalón.

Siguieron caminando unos minutos más, los dos en silencio y el fila india, hasta que llegaron al automovil de Fernando.
-Ahora solo nos resta esperar.- dijo él, al momento que sacaba las llaves del bolsillo. Desactivó la alarma del vehículo, y la muchacha se aproximó.
-Espera- dijo. Algo no estaba bien...había algo en la situación que no cuadraba del todo. Una pequeña voz de alerta se encendió en lo profundo de su cabeza ¿qué era? no podía precisarlo con exactitud. La llamada había sido precisa. ¿No había resultado demasiado bien?. Por experiencia, la muchacha tendía a recelar de todo; y justamente ahora, la situación estaba tornandose demasiado favorable. Asi que tenía que desconfiar. El rompecabezas parecía estar armandose en su mente.
-Espera-repitió.-no entres todavía al vehiculo. Me voy a dar la vuelta, por la puerta del pasajero, y vamos a entrar lentamente. Los dos.
-Como quieras-dijo Fernando, con un tono un tanto nervioso, al tiempo que miraba hacia los dos lados de la calle.
"¿Por qué esta mirando la calle, si Balmaceda probablemente venga caminando?" se preguntó la muchacha.
Y ahí ocurrió.
En su cabeza se armaron las piezas, le quedó claro en un instante lo que estaba ocurriendo. Y si hubiese estado sola, probablemente habría pensado que el sonido correspondía a sus pensamientos poniendose en orden. Pero no.
Era un chirrido de ruedas. Un motor acelerando. Venía un automovil a toda velocidad hacia ellos.
Girando por la esquina, apareció un viejo vehiculo. La muchacha se paralizó al verlo tan cerca, pero atinó a moverse algunos centímetros.
El parachoque impactó en su pierna derecha por un lado, y escuchó como explotaba el vidrio de la puerta derecha del vehiculo de Fernando. Se sintió volar y luego azotó su cabeza contra el pavimento.
Las voces se hicieron lejanas. Fenando balbuceaba algo, sin que llegara a entenderlo. La llamada. Había sido precisa, pero no para lo que ella quería.
El automovil echó marcha atrás, y Fernando se subió por la puerta de pasajeros. La muchacha alcanzó a levantar la vista, para que sus ojos le entregaran la imagen de quien mierda la había atropellado de aquella forma.

Federico Hernandez estaba al volante.
Con los ojos abiertos como plato.
Ella trató de decir algo, pero las fuerzas no la acompañaban. Pronto se fundió en negro.




Fernando continuaba gritando, pero Federico estaba congelado.
-Acelera, mierda!!! acelera, que esa puta tiene una pistola!!!

Parpadeó, y por inercia apretó al acelerador.
-¿Que...Fernando...que..que mierda...- no podía hablar con claridad. Mantenía el acelerador apretado, los musculos tensos. El día se le hacía más brillante que de costumbre; pronto perdería el conocimiento, si no se detenían.
Avanzaron durante varios minutos por la avenida principal, sin disminuir la velocidad. Cuando llegaron a la entrada de la autopista, Fernando accionó el freno de manos, provocando que el automovil patinara varios metros.
-Federico, escuchame....- le decía, pero Federico estaba totalmente ausente
-La maté, la maté, la maté....-repetía.
-No, no la mataste. a lo más le quebraste una pierna pero eso es todo. Lo importante es que nos movamos rápido, si queremos hacer las cosas bien-.

Fernando cambió de asiento con su amigo, y se puso al volante. Minutos después conducía por la autopista, en dirección hacia su hogar.
Federico estaba encogido en el asiento del copiloto. Miró a su amigo
-Fernando..¿qué hemos hecho?- le preguntó, en un hilo de voz.
-Nada malo, hombre...solamente estamos protegiendo nuestros intereses. Ya vas a ver como todo esto va a cambiar, y ahi vamos a estar los dos para recoger las ganancias.
-Pero Fernando, ¿no es precisamente esto lo que la chica esa me decía que no tenía que hacer?
-Esa puta te dio los detalles precisos para hacerte millonario, amigo-
-No, no era eso...era justamente lo que no teníamos que hacer para evitar algo que va a ocurrir...y ella le atinó a todo lo que me dijo. El accidente, la información; eran datos precisos. ¿Estas seguro que estamos haciendo bien las cosas?
-No hombre, no estoy seguro. Pero no se me ocurre otra manera. Augusto Balmaceda me va a llamar en algunas horas más, y vamos a cerrar un negocio, si todo marcha como queremos. ¿Quien va a salir perjudicado? dime tu, amigo.
Federico permaneció en silencio el resto del viaje. Cuarenta minutos después, estaban estacionandose en el patio delantero de la casa de Fernando. Se bajaron lentamente, como si los pies les pesaran toneladas.
Entraron a la casa, rumbo a la cocina. Fernando puso el hervidor de agua para tomar una taza de café. Le ofreció una a Federico, que accedió con un movimiento de cabeza.
Se sentaron. Permanecieron en silencio algunos minutos, bebiendo a sorbos el café.
-Está bien- dijo Federico, finalmente.-Supongo que está bien todo esto, después de todo.
-¡Esa es la actitud, Federico!-lo alentó su amigo, mientras le golpeaba el hombro derecho- Ya veras como todo empieza a mejorar-
-¿Qué te dijo el viejo?- preguntó
-Nada, que estaba loco, que no era viable. Pero va a cambiar de parecer. Yo sé que la empresa nunca se ha dedicado a la compra de información, pero le va a gustar. Imaginate miles de personas entregándonos su información de manera voluntaria... Nombres, numeros telefónicos, estado civil, gustos, miedos, alegrías... Toda su vida privada!!! lo que hacen los fines de semana, las personas que odian, a quienes idolatran...es un mundo entero, imagínate como podemos irrumpir ahi con estrategias publicitarias!!. Nos van a llover las ofertas, amigo mio-.
-Si, es verdad- dijo Federico, al tiempo que se acomodaba en la silla- Como nicho publicitario es tremendo, y seguramente vamos a ganar mucho dinero, pero lo que decía la carta de aquel hombre, que creo que es mi hijo, es que es justamente esta herramienta la que va a desencadenar una catastrofe. Hay información de la gente que no debería ser de domino de nadie, Fernando. Hay cosas que uno necesita guardar solamente para sí, sin que llegue a manos de terceros, me entiendes?- y apuró otro sorbo de café.
Fernando sonrió.
-Lo que haga o no haga una persona, no es de mi incumbencia. Yo solamente quiero mi pedazo de la torta, nada más.



21:23 PM
(mismo día)

El telefono alcanzó a sonar dos veces, cuando Fernando contestó.
-Don Augusto, estaba esperando su llamada, no sabe cúanto!!- dijo animadamente.
-Bien, muchacho, dejame decirte que de primeras me pareció que tu idea era absurda, pero después del informe que me mandaste, creo que lo podemos hacer- dijo Augusto al otro lado de la línea
-Por supuesto que si, don Augusto. Ya verá usted que tengo razón-
-Nunca hemos intentado desarrollar un software como este, asi que creo que empezaremos con algo pequeño, como una intranet dentro de la empresa, y veremos que ocurre...es algo precipitado, pero confiaré en ti, muchacho-
-Tenga confianza, don Augusto. Tenga confianza en mi y ya verá- le respondió Fernando Acosta.


Al otro lado de la ciudad a esa misma hora, una accidentada muchacha abría los ojos, preguntándose si el mundo todavía estaba en su lugar


(Continúa)

lunes, 10 de agosto de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(Cuarta Parte) I

18 de Septiembre de 2008
14:50 pm

La carne continuaba asándose en la parrilla, emitiendo el característico sonido de siseo y el olor que hacía que los estómagos de los comensales crujieran una vez más. Todos estaban de fiesta; se celebraba el día de la Independencia, y era motivo para dejarse llevar por los litros de chicha fresca, las empanadas jugosas, y las ensaladas abundantes y bien condimentadas.
Fernando Acosta llegó temprano, a pesar de no haber sido invitado; pero aún asi se presentó en la casa de su jefe a eso de la una y media, con una buena y cara botella de Merlot, y con su mejor sonrisa.
Augusto Balmaceda lo miró bastante extrañado; pero como Fernando era parte de aquel grupo de personas que le caían bien, le devolvió la sonrisa y se movió a un lado para que entrara en su casa. Recibió el vino muy contento, sobretodo cuando le vió la etiqueta; debía haber invertido por lo menos unos 20 mil pesos en aquel regalo; se merecía aunque fuese un plato de ensalada de lechuga.
Y Fernando entró, se paseó entre los comensales, saludó a un par de conocidos, tomó un plato y se sentó en una mesa un tanto alejada, picoteó un par de papas mayo, y con un vaso de jugo de manzana, esperó a que fuese el momento adecuado para molestar a su jefe.

Augusto Balmaceda irradiaba felicidad; después de la evaluación de buen desempeño de su empresa, tenía motivos suficientes para estar contento. El crecimiento de las utilidades y el aumento de las ventas en el último semestre había sido significativo, por lo que los aguinaldos para los empleados se entregaron sin que significara una merma importante. Augusto tenía edad suficiente para pensar ya en retirarse, pero los ultimos meses había desechado completamente esa idea. Venian tiempos de cambios, tiempos de "vacas gordas" como suele llamarse; y él queria estar ahi para recoger las ganancias. Despues de todo, la empresa había empezado a gestarse gracias a sus buenas ideas, y a su capital como socio capitalista; sin aquello, el sueño que tenía tanto él como su hermano y su cuñado no se hubiese llevado a cabo.

Caminó entre sus invitados, con una copa de vino en su mano derecha, cuando reparó en Fernando, en un rincón de la terraza, que revolvía el plato sin muchas ganas. Parecía bastante nervioso, y a Augusto le llamó la atención. Caminó hacia él, sonriendo, y se sentó en una silla que quedaba libre.
-Fernando- le dijo, sacandolo un poco de su ensimismamiento.
Fernando miró a su jefe, tragando saliva, con la boca bastante seca. El día estaba brillante y no hacía tanto calor, pero algunas gotas de sudor corrian por sus patillas. Sentía la espalda completamente empapada, y problablemente asi estuviera; pero había llegado el momento de hablar.
-don Augusto- le respondió, mientras se sentaba derecho y apoyaba los codos en la mesa-¿Cuanto tiempo llevo trabajando para usted?-.
Augusto sonrió lentamente. -Varios años ya, Fernando, un tiempo considerable, podría decir. Empezaste en el departamento de ventas, como operador telefónico, y ahora ya perteneces a la gerencia de tu área, cierto?-.
- Si, ais es, y me ha ido muy bien...muy muy bien. Quejarme sería de lleno.- y lanzó una carcajada nerviosa
Don Augusto lo miró detenidamente. Sabía que le estaba ocultando algo, no era estúpido, y seguramente ahora era el momento de averiguarlo. Pero como le tenía cierta confianza, lo acompañó un momento en su risa, falsa, solamente para que se relajara.
Fernando carraspeó, y se generó un silencio incómodo entre los dos de un par de segundos.
-Bueno- dijo finalmente- se preguntará usted porque he venido hasta su casa...- y mientras hablaba, sacó de su chaqueta un pequeño sobre; lo depositó sobre la mesa.
Augusto miró el sobre, y casi por inercia, estiró la mano que tenía libre para tomarlo. Fernando lo interrumpió
-En ese sobre hay una propuesta comercial que, tal vez, le va a parecer un poco descabellada, don Augusto. Tal vez piense que estoy completamente loco, pero asi también tengo un respaldo que me dice que será un completo acierto. Es más- dijo Fernando, con un tono mucho más seguro, mientras le brillaban los ojos.-estoy dispuesto a invertir gran parte de mi capital en este negocio, don Augusto. Solamente necesito su aprobación, y claro, su participación; no lo quiero dejar fuera de todo lo que vamos a ganar...- y apuró un sorbo del vaso de agua tibia que tenía frente a él.
Augusto lo examinó calmadamente. Su rostro parecía ansioso, pero seguramente estaba diciendo la verdad. Tomó el sobre y lo abrió. Dentro habian unas 10 hojas tamaño carta, tipeadas por ambas carillas.
-¿Quieres que lea esto, Fernando? ¿Precisamente ahora, que estoy en una parrillada familiar?- le preguntó Augusto, mirandolo a los ojos.
-No se va a arrepentir, se lo aseguro.- le contestó.
Augusto leyó los primeros párrafos, pero rápidamente se detuvo.
-Esto no es viable- le dijo a Fernando- No corresponde siquiera a un área de la que estamos desarrollando actualmente. Puede que sea algo emergente, pero me parece demasiado arriesgado invertir en algo asi, basandose en una corazonada, muchacho.-
Fernando lo miró fijamente, tocandole la mano.
-Se lo aseguro, don Augusto. Le doy mi palabra de que va a resultar. Si usted lee el resto del documento, se dará cuenta que tengo razón. Y puede significar mucho dinero, y no estoy hablando de millones, sino que de mucho más. Para que me crea, estoy dispuesto a hacer algo descabellado.- Y sacó del bolsillo de su pantalón una chequera.
-Tome- le dijo a Augusto, extendiendole un cheque.- Son todos mis ahorros, todo lo que tengo. En total suman 60 millones de pesos, más un prestamo que me voy a conseguir el día lunes por 130 millones más. Todo eso estoy dispuesto a darle, ahora mismo, para que me crea.-

Augusto se movió inquieto en la silla, tapándose la boca con la mano izquierda.-Muchacho...realmente has perdido la razón...-

Fernando le pasó el cheque. -Tómelo, por favor. No me diga nada más.- En su rostro se dibujó, por unos segundos, la expresión de la rabia.
Augusto recibió el cheque. - Te diré que haremos, Fernando. Voy a revisar todo esto con calma, y te tendré una respuesta en los proximos dias. Lo voy a evaluar con detención porque es una decisión que no..-Fernando lo interrumpió en seco
-Hoy mismo, don Augusto. Necesito la respuesta hoy mismo, lo antes posible. Nos quedamos cortos de tiempo.- Y con un gesto rápido, se puso de pie, dejando a Augusto estupefacto sentado en la mesa.

Fernando recorrió todo el espacio del patio en cuestión de segundos, y pronto se vió saliendo de la casa de su jefe. El día seguía siendo brillante, corría un suave viento, y su estómago comenzó a rugir. Ahora le había dado hambre.
Comenzó a caminar hacia su vehiculo, estacionado a un par de cuadras. Todavía mantenía una sonrisa en el rostro. "Lo tiene que ver... lo tiene que creer" pensaba "Y me va a llamar por telefono en un par de horas más, para decirme que si. Y luego, despues de eso, vendrá lo bueno".

No se dió cuenta de la figura que se aproximaba rápidamente a sus espaldas.
-Asi que fuiste tu- dijo una voz
Fernando se dió vuelta, para ver quien le hablaba, y se encontró frente a una muchacha que lo miraba detenidamente, con las manos en la espalda.
-¿Perdón?- le respondió, sin saber que más decir.
-Fuiste tu despues de todo...Yo pensé que había sido Federico...Que hiciste? ¿Le robaste los documentos que le entregué? ¿O él te los pasó bajo su propia voluntad?

Fernando empezó a sentir miedo. Una leve cosquilla en la boca del estómago, y luego se le pusieron las piernas de lana. Era la muchacha, despues de todo. Ahi, frente a él

-No...no se de lo que me está hablando- tartamudeó Fernando.
-Tal vez esto te refresque la memoria.- Y la muchacha sacó una pistola de su espalda, apuntando a Fernando directamente. -Hijo de puta, no sabes lo que estás a punto de hacer. Ahora nos vamos a devolver a la casa de Balmaceda y le vas a pedir que te devuelva todo lo que le diste. Todo, ¿me oiste? y despues vamos a ir a buscar a Federico, para aclarar algunas cosas...¿ Como pudiste ser tan idiota y no darte cuenta?.-
Fernando tenía los ojos llorosos. Sus piernas parecían tener voluntad propia, porque empezaron a moverse hacia la casa de don Augusto. -No me haga daño..por favor..- se oia decir, con una voz temblorosa que le parecía totalmente ajena. Por unos segundos, pensó que estaba sentado en su casa, mirando una pelicula de acción. "Dios, por favor" pensó "Que esta loca no me haga daño, te lo ruego..."

El viento sopló, entonces, un poco más fuerte

(continúa)

jueves, 23 de julio de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(tercera parte)

17 de Septiembre de 2008

11:23 Am

Federico Hernandez llegó atrasado a la oficina. Sabía que eso le iba a costar una amonestación, tal vez no en dinero, pero si un reto de su jefe directo. Y no estaba nada de bien sabiendo que llevaba tan solo unos pocos días en aquel trabajo. Se hubiese levantado a la misma hora de siempre, se hubiese duchado y tomado una taza de té cargado con unas tostadas; pero no había podido cerrar los ojos para descansar hasta altas horas de la madrugada.
La muchacha
ella tenía la culpa.

O mejor dicho, tenía la razón. El accidente que le había predicho sucedió con la misma exactitud en tiempo y en contenido...¿Cómo rayos podría ella saberlo?
Federico nunca había creido en las cosas que no tienen explicación; para él eran nada más que tonterías de gente ignorante que no tiene los argumentos suficientes como para darle un entendimiento a lo que los rodea.
Pero esta vez era completamente distinto, porque le había ocurrido a él. Y no era nada de grato.

Abrió la puerta de su oficina, se sacó rapidamente el abrigo y lo colgó en el perchero. Encendió el computador con una mano, al mismo tiempo que con la otra encendía la cafetera; no podía empezar el día sin una buena taza de café caliente.

Y entonces reparó en el sobre sobre su escritorio.

No se lo había llevado para su hogar, pero tampoco lo había arrojado a la basura, como lo había pensado hacer apenas se fue la muchacha.
Pero ahi estaba el sobre, esperando a que lo abriesen. Tenía que salir de las dudas, sobre qué era el contenido tan importante, que iba a "decidir el destino de miles", o algo por el estilo, segun las palabras de la chica.

Federico se sentó, acomodándose en la silla. Tomó el sobre con ambas manos, y con un movimiento rápido, lo abrió por su parte superior. Y vió lo que había dentro.





12:08 PM (del mismo día)

-¡Fernando, espera un momento!- gritó Federico, antes de que su amigo pusiera un pie dentro del ascensor.
Fernando Acosta se dio media vuelta y lo miró. Federico venía corriendo por el pasillo, agitando un sobre para llamar su atención "este se volvió loco" pensó, dejando el maletin apoyado contra su pierna izquierda.
Federico llegó a su lado, respirando rápidamente. Fernando esperó a que recuperara el aliento antes de preguntarle porque diablos venía corriendo y gritando de esa manera.
-okey- le dijo -aqui estoy. puedes decirme ahora que mierda te pasa?-.
-Necesito...que...me ayudes...por favor- le dijo Federico, mirandolo con ojos desesperados.
-tu te volviste loco, verdad?- le responde Fernando- Corriendo y gritando de esa manera, que esperas que ocurra? te van a despedir en cualquier momento!!! con todo lo que te costó entrar a esta empresa; si te viera alguno de los peces gordos, te expulsarían al instante- tomó a su amigo de un hombro, y lo empujó suavente hacia las escaleras. Abrió la puerta de acceso, y ambos salieron al descanso entre pisos. Fernando seguía mirando fijamente a su amigo, tratando de descubrir aquello que lo aquejaba.
-muy bien, aqui podemos hablar tranquilos. Dime ahora, que es lo que te ocurre...-.
-Fernando, tienes que ayudarme-le dijo Federico, angustiado- acabo de recibir una de la noticias más terribles que me podrían haber dado...mira- y le mostraba el sobre- aqui dentro hay información que podría volver loco a cualquier persona. Es información precisa, exacta, de acontecimientos que estan por venir... cosas que van a ocurrir. Y todo esto tiene que ver conmigo, con cosas que todavía no llevo a cabo, pero que haré, y que van a causar..bueno por eso mejor que lo leas tu- y le entregó el sobre a Fernando
Fernando lo recibió, mirando con absoluta desconfianza todo lo que estaba ocurriendo. Abrió el sobre, sacó un montón de papeles, un dvd , y una pequeña caja negra. Comenzó a hojear los documentos, hasta que llegó al final.
-Federico- le dice- ¿Quien diablos es Gonzalo Hernandez?-.

Federico cierra los ojos. Traga saliva. Siente la boca amarga.
-Creo que es mi hijo- responde.


(continúa).

miércoles, 22 de julio de 2009

Su sistema podría estar en peligro.(intermedio)

18 de Septiembre de 2010

15:23 Pm

Tomó el arma con la mano derecha. El sonido del disparo no se le iba de los oidos. A lo lejos, se escuchaban los ruidos de la ciudad, siempre inquieta, siempre despierta. También se oían las sirenas de los carros policiales que se movilizaban rápidamente hacia ella. Venian por ella, pero ya no importaba demasiado.
Miró el cadaver que yacía en el suelo, boca arriba, con una expresión bastante estúpida pintándole el rostro. O lo que quedaba de él. La bala había entrado por el borde del labio superior, hizo lo suyo, y salió con un chorro de sangre y sesos por el cráneo, como si un pequeño volcán hubiese hecho erupción. Y ahora estaba en el suelo.
-Dos años me demoré en matarte, hijo de puta- dijo ella, en voz alta. Casi como un comentario forzado.
La policía estaba llegando. La mujer dejó la pistola en el suelo, y se puso de rodillas con las manos detrás de cabeza.
Se acercaron, se abrieron las puertas
se escucharon las voces de mando.
Ella cerró los ojos. Esperando. Y llegó el momento.
El cielo se llenó de una intensa luz blanca. Los pajaros arrancaron. Y un murmullo, como truenos subterraneos, avanzaba a toda velocidad.
"Lo logró" pensó la mujer "esa chica lo logró...tenía razón despues de todo"
Apretó aún más su mandibula. Los policias gritaron, y luego desaparecieron
Había llegado el momento...
Su último pensamiento fue bastante agradable; Se vió a si misma, décadas atrás, parada frente a la puerta del salón de baile, en su graduación. Su muchacho, su pareja, la miraba comosi fuese la mujer más bella del universo. Y asi se sintió; amada, querida, deseada. Ella se empinó y le dio un suave beso en los labios. él le sonrió. La mujer aun con los ojos cerrados, sonrió también, y su pensamiento flotó unos segundos, antes de sumergirse en la oscuridad.

(fin del intermedio)

lunes, 20 de julio de 2009

De las idas y vueltas

Te levantas con los años en cuenta regresiva
me levanto, camino, paso frente a tu ventana
te despiertas y pareciera que el calor fuese efímero

Es otoño pero con sabores a primavera consumada
yo regreso, te juro que regreso con las manos en alto
porque no tengo esa idea de culpa entrometida
no, señora, no la integro
Y tu, bailarina, te mueves en tu día soñadora
los pies en alto (el alma) riendo
el mar de emociones que cae
efecto dominó
las ensaladas de abrazos te alcanzan perfecta
perfecta en sonrisa
armonía de canciones
cuales son tus temas favoritos?
Te levantas, con los años en cuenta progresiva
adelante te construyen un puente de cristal
y dos copas de champaña que chocan estridentes
Yo sigo, damisela de cuento infantil, yo sigo murmurando
pero con voz nueva

Y paso por tu puerta abierta
sigo pasando todos los dias por las montañas de recuerdos
no miento (casi nunca) no quiero ver
las sombras del atardecer en tu cabello
el olor a café, las tostadas con mantequilla
se derriten en tus labios pintados de crema pastelera
princesa de castillos de arena
Y vuelvo, algún dia, algún dia que no sea tu día
vuelvo cantando en mis orejas escuchando los gorriones
que trinan por tus besos lejanos
Tu vas, vas sigues
la plaza te espera atenta
los gritos de los automoviles
la baldosa rota
te tropiezas cuantas veces sea necesario
tus rodillas van también, bailan, princesa de castillo de jalea

Yo me levanté temprano
y con la voz para adentro
te entono una canción desconocida.

lunes, 13 de julio de 2009

sabado en la noche

mariposa nocturna te posas indemne en la pantalla de televisor
vieja
revolviendo las alas alrededor de una estela de humo de cigarrillo
vieja y hedionda
se marea la gente, las risas suben
un gato corre detrás de las bolsas de basuras llenas con los bigotes humedecidos
viejos y gastados
Sonrisa de pequeños coqueteos. Manos tibias y miradas inconclusas. Palabras al pasar
viejas y repetidas
la oficina tiene hedor a papas fritas
viejas y aceitosas.
mariposa nocturna te encandila la luz del sol. Fuera de foco, empañada, cochina
vieja y temerosa
mariposa nocturna te escapas al rincón de los borrachos
viejos y pestilentes.
los colores de un día sabado se mezclan con el sueño y la templanza
escondida entre los pantalones
viejos y rotos.

miércoles, 8 de julio de 2009

Fragancia

Pasaban de las 3 de la mañana;
Pasaban los minutos apurados en fila india
caminando como hormigas
Y la Trofolaxis con aroma a vino en caja
Pasaban también los automovilistas volando bajo
atropellando cuanto mosquito se pusiera por delante

Y pasaban de la mano las chicas
y de agarrones los chicos y de agarrones apretados
con garras de sexo casual
Y pasaban con lenguas de fuego mirando los locales cerrados

Y pasaban los perros hambrientos moviendo la cola
Y pasaban los cuidadores de autos bailando en su cumbia ebria
Y pasaban las estelas a marihuana barata
Y pasaban las putas apuradas por un gramito

La Fragancia, inundaba
cada rincón de la calle
Olor a ciudad cansada
A ciudad derrochadora de tristezas disfrazadas
olor de Santiago nocturno y juguetón.

miércoles, 1 de julio de 2009

Tu historia

Contaba tu historia casi como si fuese mía;
porque en mis labios recreaba tus pasos lejanos,
cerraba los ojos y casi podía verte recorriendo los prados infinitos
el verde fresco, las gotas de lluvia acumulándose entre los árboles;
Porque era el Sur tu cuna, tu tierra prometida
y en mi causaba admiración y belleza inmensa...

Y me encontré con esas imágenes un invierno callado
rescaté de las memorias los fragmentos de una tierra lejana
los tomé: los robé y ahora
!como mi alma sueña con perderse entre los bosques milenarios!!
mi casa
se construye
entre tus sueños también...
Me alejo, me voy donde los caminos no terminan
arriba; lejos perdido entre las montañas nevadas
no quiero que me detengas
solamente toma mi mano una vez más
dejame sonreirte y contarte un mal chiste
y vamonos a fumar un cigarro de tabaco húmedo
nos sentaremos entre las cenizas de un pasado citadino
y vamos a mirar el horizonte juntos como si ya nada más
como si nada más (y nada menos) que la esperanza sea nuestra almohada
en aquellas noches de lluvias torrenciales
donde las palabras sean llevadas por el viento
y solamente queden tus ojos
para perderme en ellos.

martes, 23 de junio de 2009

Hambre

Se levanta, mira alrededor aun con los ojos nublados; estira los dedos, se toca la punta de los pies.
camina todavia mareado, el refrigerador está cerca, lo huele, lo siente
porque no es esa hambre lo que lo acongoja.
No come nada, no se baña... no tiene tiempo.
Toma su tarjeta Bip, la guarda dentro de los pantalones, no se despide porque no hay nadie a quien decirle adiós;
Corre, el paradero está lleno de estudiantes
empuja, queda primero, toma la micro, no le da el asiento a la abuelita cansada con cara de "mijito por favor...", le sube el volumen al mp4, golpea sus rodillas como bateria imporvisada
entona una melodia y le importa una mierda sonar desafinado;
se baja, combina con el metro, llega a su destino
saca la billetera, paga la entrada y se sumerge detrás de las cortinas
el humo le saca una arcada, se apoya en la barra, sale la chica y baila;
estira los dedos, se moja los labios
le hablan al oido
lo invitan a otra parte y dice
SI
SI
SIIIIIIIIIIIIIiiiiiiiiiiii
abre la billetera, saca uno de 20...
y media hora más tarde ya no
ya no tiene hambre
porque esa hambre voraz de sexo rápido ha quedado saciada
ahora camina, se pierde en el paseo ahumada
hediondo a perfume barato
con el miembro aun latiendo y empujando por salir del pantalón, pero camina tranquilo, escuchando musica
tarareando y le importa una mierda que lo oigan
porque ya no
ya no tiene hambre.

lunes, 22 de junio de 2009

Menos dos

Hace frio, demasiado frio y los dedos se me congelan...al igual que los pensamientos.
Afuera, siguen pasando algunos vehiculos apresurados, aunque ya a esta hora (02:58 am) como que ya no importa mucho (o importa demasiado) llegar a destino
Me tengo que levantar temprano de todas formas, y me queda aun trabajo por hacer, pero de alguna manera queria desahogarme un instante y plasmar pequeñas ideas
en este lugar.
Ya no hay papel, y si lo tengo a mano no puedo transcribirlo en estos instantes, la escritura fluye más cuando no tengo una pauta segura.
y hace frio, em congelo...
son las 3 de la mañana y me esperan.
Aun quedan pasos que dar.