los presagios vienen de la mano del dolor de guata
eso me decia mi abuela cuando tejía sus calcetas
y no le puse atención por ser lolo
por sentirme fuera del ciclo de la vida
y ese dia miraba entonces mis manos
el dolor inminente, en la comisura de mis labios
que me dibujaba con el temor de una noche en vela
tus colores pintados detrás de una cortina de frío
que ni siquiera quisiste que arropara tus preocupaciones, no, ya no.
Tal vez debería haber encendido el fogón, vieja.
tal vez el humo me hubiese hecho más irreal.
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